Gastar en cosas pequeñas consume gran parte de nuestro ingreso sin que lo notemos, un monto que podría utilizarse para comenzar un ahorro.
MÉXICO.- Todos sabemos que vivimos en un mundo consumista, en el que cada día es más difícil mantener nuestras finanzas personales en orden.
Por un lado, la publicidad nos hace desear el obtener ciertos objetos. Sin embargo, por otra parte, casi todas las tiendas tienen ofertas que nos permiten adquirir esos bienes con grandes facilidades de pago .
Pensemos por un momento: si podemos tomar un crédito y lo estamos pagando, esto significa que de no haberlo obtenido podríamos estar ahorrando ese dinero.
No obstante, en lugar de eso, gastamos en otras cosas pequeñas e insignificantes gran parte de nuestro ingreso.
Por eso sentimos que el dinero se nos va como el agua. Hay dos cosas que originan esto:
1. Los gastos hormiga. En la oficina veo personas que siempre se quejan de que no les alcanza el dinero, pero todos los días tienen para comprarse un cafecito, una cajetilla de cigarros, un heladito, etcétera. Además, suelen ir a comer siempre afuera.
Alguna vez les he preguntado: ¿Sabes cuánto te gastas en todo esto?. Me sorprende ver que nadie ha hecho cuentas, pero además no se piensa en hacerlas. Me dicen que para qué trabajan si no pueden darse esos gustitos. En fin, no hay peor ciego que el que no quiere ver.
De manera rápida, pensemos que si nos gastamos 100 pesos diarios en la comida (mucha gente se gasta hasta más), por 20 días hábiles en el mes estamos hablando de 2,000 pesos.
Si a eso sumamos el costo de cigarros, cafés, etcétera, mucha gente se gasta más de 3,000 pesos al mes en puros gastos hormiga.
Hay personas que no ganan eso al mes. Muchos chavos que tienen un ingreso bajo porque acaban de comenzar se gastan la mitad de su ingreso neto en este tipo de desembolsos.
Si aprendemos a prepararnos ensaladas o platillos sencillos que podemos dejar listos la noche anterior, no sólo ahorraremos una cantidad considerable de dinero, sino que además comeremos de una forma más sana.
2. Los gastos que no contemplamos. No me refiero aquí a los gastos imprevistos, sino a aquéllos que tenemos pero no nos damos cuenta.
Un claro ejemplo es cuánto pagamos cada mes por concepto de intereses y comisiones en tarjetas de crédito y otros productos financieros. Para muchos es una cantidad muy importante.
Bastante gente paga altas comisiones porque tiene que retirar recursos en un cajero que no es de su banco. O tiene cuentas de cheques o ahorro que le cobran una renta mensual que al año sí pinta; 50 pesos mensuales más IVA son casi 700 pesos anuales que nos podríamos haber ahorrado con ello nos podemos comprar fácilmente dos o tres camisas en una tienda departamental en temporada de ofertas.
Muchos adquieren préstamos sin saber cuánto les cuestan. Y terminan pagando, por una televisión o refrigerador, más del doble de su valor (eso sí, con pagos chiquitos ).
Los gastos relacionados con productos y servicios financieros pueden representar un porcentaje muy considerable de nuestro ingreso.
Con un cambio de actitud y con un poquito de conciencia podemos hacer que todo esto se convierta en dinero que podríamos tener disponible para otras cosas.
Es importante pensar en estos dos gastos y en la cantidad de dinero que estamos tirando en ellos. No se trata de no gastar, sino de equilibrar para tener finanzas personales en orden.
Fuente: PlaneatusFinanzas