Oro de vuelta a los 2 mil dólares en medio de cambios en la política monetaria de EU

El mercado del oro reacciona al fin del ciclo de incremento de tasas, pero las expectativas de un recorte generan dudas sobre la sostenibilidad de los precios

MÉXICO.- El mercado del oro ha vuelto a ser el epicentro de la atención financiera, enfocándose nuevamente en la política monetaria de Estados Unidos y el cierre del ciclo de incremento de tasas. 

La expectativa de un primer recorte de tasas de interés ha elevado el ánimo entre los inversionistas, llevando los precios del oro a la marca de los 2,000 dólares por onza. 

Sin embargo, las opiniones sobre la capacidad de la disminución de tasas e incremento de rendimientos para mantener sostenidamente altos los precios del oro difieren.

Carsten Menke, Jefe de Investigación de Next Generation en Julius Baer, comenta sobre este cambio de enfoque en el mercado del oro. 

A diferencia de la etapa anterior a la guerra entre Israel y Hamas, la atención ya no se centra en tasas de interés más altas a largo plazo, sino en el pico del ciclo de incremento y las expectativas de un posible recorte de tasas por parte de la Reserva Federal de Estados Unidos.

Este cambio en la narrativa se desencadenó tras el reciente informe de inflación de EE. UU., que, a pesar de mostrar aumentos de precios menores de lo esperado, provocó una reacción desproporcionada en los mercados financieros, particularmente en el dólar estadounidense y los rendimientos de bonos estadounidenses. Como resultado, el precio del oro experimentó un repunte, alcanzando los 2,000 dólares por onza.

Menke destaca que, más allá de la influencia del dólar y los rendimientos, este repunte se atribuye en gran medida a un optimismo temporal entre los operadores a corto plazo en el mercado de futuros. 

Además, se ha observado un aumento en la demanda de inversión en los últimos días, aunque queda por determinar si es un rebote de sentimiento o refleja una demanda genuina de refugio seguro. 

En este momento, la inclinación parece estar hacia el primero, ya que, según Menke, el panorama económico actual no justifica un aumento sostenido en la demanda de refugio seguro.

La pregunta que surge es si este optimismo en el mercado está justificado. Menke expresa dudas al respecto, haciendo referencia a la historia que demuestra que la disminución de tasas de interés y los rendimientos de bonos no son suficientes para mantener de manera sostenida altos los precios del oro, citando el periodo de 1980 a 2000 como ejemplo. 

Aunque reconoce que ahora enfrentamos compras significativas en lugar de ventas a gran escala por parte de bancos centrales, sostiene que el panorama económico actual, sin recesión, sin un cambio rápido en la política monetaria de EE. UU. y sin estrés sistémico en el sistema bancario, no respalda la expectativa de precios más altos del oro.

A pesar de que los riesgos económicos están en aumento nuevamente, según Menke, estos parecen estar ya reflejados en el mercado. En este contexto, la visión general apunta más hacia un potencial a la baja que al alza para los precios del oro.

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