La inteligencia emocional es un factor muy importante que los reclutadores observan al momento de buscar a un candidato para un puesto en concreto. Esta característica se vuelve clave en la competencia laboral.
MÉXICO.- Con el paso del tiempo, es cada vez más importante la emoción del empleado y su inteligencia emocional, superando inclusive a sus habilidades técnicas al momento de su selección para ocupar una vacante.
Sobre el cambio de paradigma.
En un estudio por Edgar Breso, docente de la Universidad Abierta de Cataluña (UOC), puntualiza que “las empresas contratan a sus trabajadores por sus habilidades técnicas; pero, las despiden por sus competencias emocionales”, por lo que un factor que, con el paso del tiempo, ha ganado notoriedad es el de la inteligencia emocional del empleado.
De acuerdo con Blogthinkbig, recogen un artículo de El Economista llamado “Inteligencia Emocional” y se cuestionan sobre la gran importancia que implica actualmente el concepto antes mencionado, pues ha ganado gran notoriedad.
Habilidades blandas en constante crecimiento.
La inteligencia emocional es un factor muy importante, pues de hecho gobiernos en todo el mundo se encuentran incorporando asignaturas obligatorias que enseñan a relacionarse mejor.
Las habilidades blandas, o también conocidas como soft-skills en inglés, destaca la adaptabilidad, colaboración, gestión del tiempo; habilidades que son más valoradas en los procesos de selección, inclusive destacando más que los conocimientos técnicos.
En efecto, sería absurdo desmerecer a los conocimientos técnicos al momento de contratar a un nuevo empleado, ya que son la información concreta y específica en una materia; pero, actualmente, en un mundo cada vez más competitivo, estos conocimientos se dan por sentado.
Ahora, por su parte, los reclutadores se encuentran en la búsqueda de candidatos a un puesto en concreto que sepan cómo desenvolverse con facilidad y responder bien a las circunstancias y problemáticas.
El funcionamiento de un equipo depende, en gran medida, de la capacidad de sus miembros para gestionar las emociones”, declara Edgar Breso, profesor de los Estados de Economía y Empresa de la UOC.
Por esto, Breso puntualiza que la “inteligencia emocional se está convirtiendo en la competencia laboral clave”; no obstante, el experto también alerta de que cuando hablamos de inteligencia emocional solemos centrarnos en una de sus ramas: la gestión de las mismas.
Pero, saber gestionar las emociones no es lo mismo que tiene que hacer una persona inteligente emocionalmente, esto es, pues, porque también se deben saber interpretar las emociones de los otros.
Mireia Cabebo, colaboradora de los Estudios de Economía y Empresa de la UOC, opina que “cada vez más ponen más en valor las habilidades blandas (soft-skills) en los procesos de selección por competencias”; esto no implica, en lo absoluto, que se pasen de forma impune los conocimientos técnicos, es decir: deben ser complementarios y no excluyentes.
La razón: una persona capaz de gestionar bien sus emociones, es mucho más efectiva y su capacidad de adaptación, memoria y creatividad, se ven afectadas por el factor emocional.
Los reclutador y el proceso de selección.
No sólo los reclutadores valoran las competencias emocionales a la hora de seleccionar trabajadores para la empresa. Según un estudio, el 71% de los trabajadores valora más la inteligencia emocional que el coeficiente intelectual.