Una de las lecciones más importantes de finanzas personales, pero que toman mucho tiempo aprender, es la importancia de tener una parte de nuestro patrimonio líquido, es decir, tener reservas de efectivo que nos permitan aprovechar oportunidades.
MÉXICO.- Joan Lanzagorta es ejecutivo de alto nivel en seguros y reaseguro con visión estratégica de negocio, alta capacidad de liderazgo, negociación y gerencia y comenta en este artículo la importancia de la liquidez.
La falta de liquidez puede traernos problemas importantes, aún cuando tengamos un patrimonio elevado.
Veamos el siguiente ejemplo: Javier es un alto ejecutivo de una empresa trasnacional. Tiene activos por 30 millones de pesos y deudas por 2 millones. Su patrimonio, en este ejemplo simplificado, sería de 28 millones y medio de pesos (lo que tiene, menos lo que debe).
Ahora bien, entremos un poco más en detalle. Del total de sus activos, más de la mitad (20 millones) es el valor de su casa, que está completamente pagada y libre de hipoteca. Luego tiene 6 millones en opciones otorgadas por su empresa, que madurarán hasta dentro de 5 años (no las puede vender).
Otros 3.8 millones los tiene invertidos en acciones de otras empresas, que cotizan en bolsa, y en planes de retiro. En bancos sólo tiene 200,000 pesos y eso porque le acaban de depositar su salario.
Ahora bien, resulta que Javier tiene que pagar, mañana, parte de su deuda por 500,000 pesos. De lo contrario, empezarían a correr intereses moratorios y su historial crediticio sería afectado.
Es claro que, a pesar de su alto patrimonio, Javier tiene una liquidez limitada que no le permite enfrentar sus compromisos financieros. Es decir: está en problemas, a pesar de tener mucho dinero.
Claro: podría liquidar parte de sus inversiones en bolsa y listo, aunque quizá no sea el mejor momento para hacerlo y tenga que asumir una pérdida. Tendrá que hacerlo para librar el compromiso, aunque no sea ideal.
Este ejemplo ilustra que, sin importar el tamaño de nuestro patrimonio, siempre debemos tener cierta liquidez que nos permita cubrir nuestros compromisos financieros y además, otro tipo de eventualidades que podrían suceder en la vida (fondo de emergencias).
Fuente: El economista