La mejor protección financiera que existe para el automóvil es el seguro, y si se busca que el vehículo esté protegido ante lluvias o cuestiones que se deriven de huracanes, trombas o granizadas, es importante que se revise que la póliza tenga la cobertura de daños por riesgos hidrometeorológicos, explicaron especialistas.
MÉXICO.- Normalmente los seguros de cobertura limitada y amplia contemplan esta protección, donde los daños que los automóviles enfrentan por fenómenos naturales estén cubiertos, por ejemplo, desde la caída de un árbol, granizada o arrastre por inundación.
Aunado a esto, en temporada de lluvias, el pavimento mojado y la disminución en la visibilidad son algunos de los factores de riesgo que influyen para causar accidentes viales, de acuerdo con la aseguradora Zurich México.
Los fenómenos hidrometeorológicos como inundaciones, tormentas eléctricas, huracanes, granizo, etc., así como sus efectos, pueden ocasionar daños de los que será difícil recuperarse si no se cuenta con un blindaje financiero; de ahí la importancia de contar con un seguro con la cobertura adecuada para las zonas geográficas donde se circula”, destacó la aseguradora.
Es importante considerar y revisar las coberturas que tiene el seguro de auto, por ejemplo, el de cobertura limitada sí cubre riesgos hidrometerológicos pero no los daños materiales en caso del que auto choque, pero una póliza con cobertura amplia, sí protege las dos cosas, según datos de la Asociación Mexicana de Agentes de Seguros y Fianzas (Amasfac).
¿Cómo cuidarlo?
El auto es de uno de los bienes más importante y necesarios de los mexicanos y hay que cuidarlo, lo primero que debería tener es un seguro, afirmó Óscar Dávila, vicepresidente de personas morales, de la Amasfac.
Para quienes ya cuentan con esta protección, recomendó revisar las coberturas que tiene el seguro del automóvil.
“Es importante contar con un seguro que cubra los daños que provoquen inundaciones, granizadas, una caída de árbol u otras cuestiones”, dijo.
Alguna de las recomendaciones que dio en caso de encontrarse en la lluvia e inundación es no tratar de cruzar lagunas, “charcos” grandes, ya que si el auto enfrenta un daño entonces se puede invalidar el seguro.
“Si ves una corriente de agua o una laguna hay que tratar de no pasarla porque sino se puede invalidar el seguro, ya que tú mismo te estás exponiendo al riesgo”, explicó.
Por otro lado, detalló que en casos donde la corriente de agua atrape a los conductores, lo mejor que pueden hacer es apagar el motor y no forzar a que trabaje porque entonces se puede desbielar y las aseguradoras lo pueden declarar agravación del riesgo y muchas compañías no tienen cobertura para esto.
En esos casos lo que se debe hacer, además de apagar el motor, es hablar a la aseguradora para que envíe asistencia vial.
En algunas situaciones, cuando el agua inunda en su totalidad el vehículo se llega a considerar pérdida total de la unidad, sin embargo, si el agua no rebasa el nivel de las llantas el daño es mínimo y a veces las afectaciones son menores y no hay necesidad de activar el seguro.
Principales riesgos
Entre los riesgos viales por lluvias que enfrentan los automovilistas están, pérdida de tracción en las llantas, donde la combinación del agua con el aceite que dejan los autos produce una capa resbalosa en el asfalto que no desaparece cuando aumenta la intensidad de lluvia, según datos de GNP Seguros.
Ante esto, la aseguradora recomienda disminuir la velocidad, mantener el doble de distancia de frenado, además de frenar despacio para evitar que las llantas se bloqueen.
Otra cuestión sobre la cual deben tener cuidado los automovilistas en temporada de lluvias es de la hidro planeación, acción que ocurre cuando las llantas del auto pierden contacto con la superficie del asfalto y flotan sobre una película de agua, ahí normalmente se pierde el control de la dirección y frenado del auto.
Para prevenir esto, es importante revisar que las llantas cuenten con la presión de aire adecuada y reducir la velocidad cuando se trate de lluvias fuertes, según recomendaciones de GNP Seguros.
Fuente: El economista